La tardoantiguedad / visigodos

El soberbio edificio de la Córdoba tardorromana. Construido por Maximiano Hercúleo en entre el 293 y el 305 d. C., El palacio se construyó a las afueras de la ciudad, en el ángulo noroccidental, en un lugar ocupado previamente por una villa suburbana y un espacio periférico de necrópolis [Foto 1].  Fue reutilizado durante el periodo visigodo, e islámico convirtiéndose en un barrio muy activo.

En Córdoba contamos con restos de algunas basílicas diseminadas a lo largo y ancho de la geografía urbana. como la de San Vicente , localizada bajo la Mezquita-Catedral. que sería basílica principal de la ciudad entre los siglos VI y VIII aproximadamente. 
Otra de las basílicas que desde antiguo conocemos es la de Santa Catalina , en el actual convento de Santa Clara, en la calle Rey Heredia [Foto 2]. (Ruta de los Patios, subruta de la Medina). Santa Catalina, construida a mediados del VI, presenta unas influencias orientales desconocidas hasta el momento en nuestra ciudad.
Tanto constructivos como de decoración, se supone la existencia de basílicas o edificios de culto funerario en la calle Buen Pastor, Duque de Hornachuelos, el Tablero, Plaza da las Doblas, Avda. Aeropuerto y Ciudad Jardín, por los documentos escritos.

El crítico cambio, que repercutió de modo decisivo sobre el devenir histórico de Colonia Patricia, acaeció en el siglo V, a consecuencia del recrudecimiento de las invasiones bárbaras.
En el año 409 entraron en la Península Ibérica los suevos, los vándalos silingos, los vándalos asdingos y los alanos. Algunos años después fue saqueada por los vándalos Hispalis, y posiblemente Corduba.
Palacio de Maximiano (Cercadillas) [Foto 1]
Convento de Santa Clara [Foto 2]. 

En el 429 los vándalos pasaron a Africa y dejaron libre la Bética, y en el 438 fueron los suevos quienes atacaron, apoderándose en el 441 de Corduba . Hacia el 458-9 el rey visigodo Teodorico expulsó a los invasores. Para entonces el poder político y militar romano en el sur de Hispania, durante los últimos decenios es más bien ficticio. Es posible que ya desde la segunda mitad del siglo V hubiese un dux visigodo en la Bética con algunas tropas. Hasta el reinado de Teudis (534-548) no empezamos a tener datos concretos sobre el control visigodo del sur. Con Agila aumentó la presión visigoda desembocando en una aguda pugna entre católicos y visigodos arrianos. La tensión estalló y algunas ciudades se rebelaron. Tal fue el caso de Corduba,contra la que Agila marchó en el 550. La represión religiosa fomentada por el monarca, patente en el episodio de la profanación de la tumba del mártir cordobés Acisclo, cuya iglesia fue utilizada como establo (noticia de San Isidoro). Lo cierto es que Agila, derrotado por los rebeldes cordobeses, perdió a su hijo, el tesoro real y parte de su ejército, teniendo que retirarse a Mérida. Corduba mantuvo así su independencia.
Las luchas religiosas entre arrianos y católicos se mantuvo hasta la llegada de los musulmanes lo que acabó deteriorando la ciudad, junto con el abandono de la población urbana hacia las zonas rurales, en las grandes villaes, la proliferación del bandolerismo en la zona amen de las crisis de subsistencias y epidemias.
A pesar de esa situación de continuos conflictos y luchas por el poder, el comercio fluvial por el Guadalquivir siguió siendo importante (Leovigildo protegió la navegación en los grandes ríos), y por tal vía circularían productos muy solicitados traídos de Oriente.
Algunos vestigios arqueológicos que han ido surgiendo desde el área del Alcázar de los Reyes Cristianos y jardines adyacentes hasta la Mezquita-Catedral quizás correspondieron a un complejo de edificios públicos de uso comercial. Aunque ello no puede demostrarse por ahora fehacientemente (faltan, por ejemplo; noticias epigráficas explícitas), algunos datos dispersos parecen apuntar a ello. Por lo pronto, los hallazgos cerámicos en el Mte. Testaccio de Roma señalan un alto volumen de exportaciones aceiteras a Italia a partir de Corduba, pues algunas ánforas indican claramente tal procedencia, ya que en el puerto de Colonia Patricia existía un control aduanero donde se marcaban los recipientes enviados a otras partes del Imperio. La zona situada junto al Betis nos la podemos, pues, imaginar en época romana llena de febril actividad mercantil (Ruta del Rio, subruta Camino Real). Mercados, almacenes, templos y edificios administrativos allí emplazados guardarían directa relación con ese vértice económico en el sur del área urbana cordobesa, por donde en el siglo IV, por ejemplo, llegaron desde los talleres italianos por vía fluvial los ricos sarcófagos constantinianos de la serie cordobesa. En esa hipotética zona portuaria aparecieron una estatua y dos relieves de Hércules, deidad mercantil, que podrían señalar la presencia de un santuario.
A fines del 702, poco antes de su muerte, el rey Egica (687-702) publicó en Córdoba una muy dura ley sobre los esclavos fugitivos (33). Este y otros indicios parecen apuntar un fuerte descontento entre las capas inferiores de la sociedad visigoda frente al Estado, acosado igualmente por otros dos acuciantes problemas, la expansión del bandolerismo en la segunda mitad del siglo VII, síntoma de la misma crisis social, y las frecuentes revueltas nobiliarias para hacerse con el poder real, producto de una debilidad institucional nunca superada, y que constituyó una de las causas más decisivas del
proceso que desembocó en la descomposición final del reino visigodo. ( J. Fco. RODRIGUEZ NEILA)
Restos del Palacio de la Aduna visigodo s.VI
( Alcázar )





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